Ejemplo de vida retirada y contemplativa en el Señor

“No vivir tan preocupados por el cuerpo sino por la salvación del alma. Cada mañana pensar que éste puede ser el último día de nuestra vida, y vivir tan santamente como si en verdad lo fuera. Ejecutar cada acción como si fuera la última de la vida.”

San Antonio Abad

El nombre de Antonio significa invencible, y Abad que significa Padre porque es fue el Padre fundador de los monasterios de los monjes. A los 20 años quedó huérfano y luego escuchó aquellas palabras de Jesús en el Evangelio: “Si quieres ser perfecto, vende lo que tienes, y dalo a los pobres. Entonces así lo hizo, vendió toda su herencia y la dio a los pobres, quedando él en absoluta pobreza solo confiado a la voluntad de Dios. Se retiró del pueblo para vivir su vida en solitario y en oración. Pasaba muchas horas del día en oración para que el demonio no lo tentara. Hacía muchos ayunos, siendo su comida solo pan de dátil, sal y agua de cisterna. Su oración era tan profunda que podía pasar días e incluso semanas en completa contemplación y recogimiento. En una ocasión el demonio le dio un golpe tan fuerte que lo dejó prácticamente muerto. Cuando volvió en sí, le pregunto a Dios: “por qué me has dejado solo” a lo que Dios le contestó: “nunca voy a dejarte solo. Estaba viendo tus batallas”

No dejemos de orar, de recogernos en oración siempre que nuestra vida tenga alegrías, o tristezas; golpes, caídas o triunfos. La oración es la comunicación directa con Dios. Él nos escucha, pero hay que hablarle. No dejemos que las voces de otros nos ocupen la mente. Procuremos esa intimidad con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y sepamos que, aunque nadie nos escuche en el mundo, Dios sí. Él siempre estará ahí para nosotros.